Intención: fomentar el despertar espiritual y afinar la percepción interior.

El flor de loto se abre majestuoso, irradiando una energía que invita a ascender hacia planos más elevados de consciencia. Sus pétalos, símbolo universal de pureza y expansión, se despliegan para acoger y multiplicar la luz interior.

Desde su corazón sagrado desciende el Ojo de Dios, tejido en la tradición Huichol, guardián ancestral y ventana hacia la verdad profunda. En la cosmovisión de este pueblo, es un talismán protector que guía el camino espiritual y preserva el equilibrio entre lo visible y lo invisible, recordando que toda visión auténtica nace de la conexión con lo sagrado.

En torno a esta unión simbólica, formas hipnóticas se elevan como ondas de vibración que expanden su influencia en todo el campo energético. Dentro de ellas late el patrón cimático (representación gráfica de las ondas sonoras) de la frecuencia 852 Hz, una vibración que despierta la intuición, afina la percepción y reconecta con la claridad esencial del espíritu.

En la base de la composición, la runa Ansuz, dispuesta en doble forma, actúa como cimiento sólido. Las runas son símbolos sagrados nordicos, utilizados para la adivinación y comunicación mística.
Más que un soporte visual, es un canal de energía que sustenta y proyecta toda la intención de la obra, anclando la visión superior a un fundamento estable y consciente.

La paleta cromática, construida sobre profundas tonalidades de violeta y matizada por destellos de plata y sutiles acentos blancos, equilibra misterio y luz, generando una atmósfera que invita tanto a la contemplación como a la revelación interior.
 
La prenda se activa como talisman sonoro, guida por un mantra que afina la percepcion del espiritu:

Florezco más allá de las formas,
la luz se derrama sin límites,
mi ser vibra en claridad,
soy presencia que todo ilumina.